
¿Si hoy tu hijo fuera el chef de su propio lunch? Involúcralo en su preparación
La preparación del lunch escolar no solo es una cuestión de nutrición, sino también una oportunidad de aprendizaje, convivencia y desarrollo de hábitos saludables. Involucrar a los niños en la planeación y elaboración de su comida para la escuela puede tener efectos positivos en su relación con la comida, su autonomía y su bienestar emocional.
Involucrar a los niños en la planeación y elaboración de su lunch abre la puerta a múltiples aprendizajes. Desde elegir alimentos hasta lavarlos o empacarlos, cada paso permite que desarrollen habilidades prácticas, como la coordinación motriz, el seguimiento de instrucciones y la organización del tiempo.
¿Por qué es importante involucrarlos?
1. Fomenta hábitos alimenticios saludables
Cuando los niños participan activamente en la selección y preparación de sus alimentos, es más probable que desarrollen una actitud positiva hacia la comida saludable. Según la Academia Americana de Pediatría (AAP), permitir que los niños tengan voz en las decisiones alimentarias promueve el gusto por frutas, verduras y alimentos integrales, ya que al sentirse parte del proceso, disminuyen los rechazos y la neofobia alimentaria (miedo a probar nuevos alimentos).
2. Desarrolla habilidades para la vida
Participar en la cocina fortalece habilidades motoras finas, matemáticas (al medir ingredientes), alfabetización (al leer recetas), y fomenta la toma de decisiones. También promueve la independencia y autoestima. La organización Harvard T.H. Chan School of Public Health recomienda esta práctica como parte de la educación alimentaria integral.
3. Fortalece el vínculo familiar
Cocinar en familia y conversar sobre los alimentos genera momentos de conexión emocional. Según el Child Mind Institute, este tipo de interacción refuerza la comunicación familiar y la sensación de pertenencia, lo que es clave para el desarrollo emocional infantil.
¿Cómo involucrarlos de forma adecuada según su edad?
Preescolares (3–5 años)
● Elige entre dos opciones saludables: “¿Quieres uvas o manzana?”
● Déjalos lavar frutas o verduras.
● Enséñales a untar ingredientes suaves con cuchara o espátula.
● Que decoren sus lunch con caritas o figuras.
Escolares (6–9 años)
● Involúcralos en la planificación semanal del menú.
● Enséñales a usar utensilios simples con supervisión.
● Pueden hacer sándwiches o wraps sencillos.
● Pueden elegir snacks saludables del supermercado contigo.
Preadolescentes (10–12 años)
● Pueden preparar recetas fáciles por sí mismos (con supervisión mínima).
● Motívalos a leer etiquetas y hacer elecciones informadas.
● Anímalos a calcular porciones o preparar lunch para la familia como reto.
● Invítalos a proponer nuevas recetas
Estrategias prácticas para padres
1. Planeen juntos un menú semanal. Esto reduce decisiones de último minuto y permite balancear los grupos alimenticios.
2. Establece una rutina divertida. Lunes de “wraps creativos”, miércoles de “colores” (frutas y verduras de varios colores),
viernes de “lunch sorpresa”.
3. Hazlo visual y atractivo. Usa moldes, separadores y contenedores llamativos para que los niños se emocionen por
abrir su lunch.
4. Hablen sobre nutrición sin moralizar. Evita frases como “esto engorda” o “esto es malo”. Mejor habla de lo que ayuda a crecer, dar energía, cuidar el cuerpo.
5. Celebra sus elecciones. Aun si no es perfecto, el hecho de participar ya es valioso. Refuerza positivamente su esfuerzo.
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