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Tips para equilibrar las tareas escolares y el tiempo en familia

Muchas veces, cuando llega la hora de hacer las tareas escolares, el ambiente en casa se convierte en un reto: padres que insisten, hijos que se resisten y una sensación que desgasta a todos. Pero no tiene por qué ser así. El aprendizaje en casa puede vivirse de manera más ligera y, sobre todo, sin que afecte la armonía familiar.

La clave está en organizar rutinas sencillas, establecer límites claros con la tecnología y mantener una comunicación constante con la escuela. Estos tres pilares ayudan a que el estudio no se perciba como una carga, sino como una parte natural del día.

 

Establezcan una rutina visible y predecible

Los niños y niñas se sienten más tranquilos cuando su día tiene un orden predecible. Saber qué viene después, si es la hora de la merienda, de las tareas, del juego o del descanso, les da una sensación de seguridad que impacta directamente en su bienestar emocional y en su capacidad para organizarse.

De acuerdo con UNICEF, las rutinas son una herramienta clave para fortalecer la autonomía: cuando un niño entiende y anticipa lo que debe hacer, poco a poco deja de necesitar recordatorios constantes de los adultos. Esto no solo reduce discusiones en casa, también fomenta la responsabilidad y la confianza en sí mismos.

Un recurso sencillo y muy práctico es colocar un horario visible en la cocina, sala o cualquier espacio común de la casa. No tiene que ser algo complejo: un cartel colorido, un pizarrón o incluso una hoja con dibujos que ilustren cada momento del día. Lo importante es que todos puedan verlo y usarlo como guía.

Y algo muy importante: si un día no se cumple al 100%, no pasa nada. La flexibilidad también enseña. El secreto está en retomar la rutina al día siguiente, sin culpas ni regaños excesivos. La constancia, más que la perfección, es lo que marca la diferencia en la formación de hábitos saludables.

 

Diseña un “rincón de tareas” sencillo y sin distracciones

Muchas familias creen que para que los niños hagan la tarea de forma ordenada necesitan un escritorio especial, libreros enormes o un “mini estudio” en casa. Sin embargo, no se trata de perfección ni de grandes inversiones, sino de crear un rincón que invite a la calma y la concentración.

 

Basta con una mesa bien iluminada, una silla cómoda y los materiales básicos a la mano. Lo importante es que el espacio sea consistente: que cada tarde, cuando llegue el momento de hacer la tarea, los niños sepan exactamente dónde sentarse. Esta constancia genera un hábito y, con el tiempo, reduce discusiones, pérdidas de tiempo o distracciones innecesarias.

 

Es recomendable además eliminar elementos que roben la atención, como la televisión encendida, juguetes llamativos o conversaciones paralelas cerca del lugar de estudio. Un ambiente sin interrupciones facilita que los niños avancen más rápido y terminen con mejor disposición.

 

Tip práctico

Prepara una caja o canasta escolar que contenga lo indispensable: lápices, borrador, regla, tijeras seguras, sacapuntas y pegamento. Cada vez que tu hijo termine, todo vuelve a la caja. Esto evita el clásico “¡mamá, no encuentro mi lápiz!” y enseña a los niños a ser responsables con sus materiales.

 

Equilibra deberes con juego, movimiento y sueño suficiente

Aunque las tareas escolares son importantes para reforzar lo aprendido en clase, no deben ocupar todo el tiempo ni convertirse en la única prioridad de la tarde. Los niños y niñas necesitan un equilibrio entre estudio, juego, movimiento y descanso para crecer sanos y aprender de manera integral.

 

El juego activo diario no solo libera energía, también estimula la creatividad, fortalece la autoestima y favorece la convivencia familiar. Jugar en el parque, andar en bicicleta, bailar en casa o inventar juegos de movimiento son formas sencillas de ayudar a que los niños se relajen y mantengan un cuerpo fuerte. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los pequeños deberían realizar al menos una hora de actividad física moderada o vigorosa cada día.

 

Del mismo modo, un sueño de calidad es indispensable para consolidar la memoria, regular las emociones y favorecer el aprendizaje. Cuando los niños duermen lo suficiente y en horarios regulares, rinden mejor en la escuela y están más tranquilos en casa.

 

Tecnología con propósito

 

La tecnología puede ser una gran aliada para aprender, pero también se convierte fácilmente en una distracción cuando no se regula su uso. Por eso, antes de empezar con las tareas escolares es importante apagar notificaciones y retirar las pantallas que no se van a utilizar para estudiar. De esta manera, los niños y niñas pueden concentrarse mejor, terminan más rápido y con menos frustración.

 

La OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomiendan que el tiempo frente a pantallas en la infancia sea limitado, especialmente en los más pequeños. Esto se debe a que los periodos largos de inactividad afectan la atención, reducen las oportunidades de movimiento y pueden interferir con el sueño. En cambio, actividades como la lectura compartida, el juego simbólico o el movimiento libre aportan mucho más al desarrollo integral.

 

No se trata de prohibir, sino de poner reglas claras y coherentes que ayuden a los hijos a aprender a autorregularse. Una estrategia sencilla es establecer “zonas libres de pantallas”, como la mesa del comedor durante las comidas o las habitaciones durante la noche. Estos espacios no solo evitan distracciones, también fomentan la conversación en familia y un descanso más reparador.

Tip práctico

Acuerden en familia cuáles serán sus “zonas libres de pantallas” y colóquenlo por escrito en un lugar visible. Involucrar a los niños en la decisión aumenta el compromiso y facilita que todos respeten las reglas.

 

Conclusión

Lograr un equilibrio entre las tareas escolares y la vida familiar no es un objetivo inalcanzable; más bien, requiere organización, paciencia y constancia. Tal como hemos visto, establecer rutinas claras y visibles ofrece a los niños seguridad y autonomía, al mismo tiempo que reduce el estrés y las discusiones en casa. Un horario predecible, un “rincón de tareas” sencillo y materiales organizados ayudan a que el momento de estudio sea más eficiente y menos conflictivo, permitiendo que los pequeños desarrollen hábitos de responsabilidad y concentración.

Además, no podemos olvidar que el aprendizaje va más allá de las tareas escritas. El juego activo, la actividad física diaria y un sueño de calidad son elementos esenciales para el bienestar y el desarrollo cognitivo de los niños. Alternar deberes con momentos de movimiento y recreación fortalece la creatividad, la autoestima y la capacidad de atención, haciendo que cada sesión de estudio sea más provechosa.

 

Bibliografía

HealthyChildren.org. (s. f.). Cómo adquirir buenos hábitos para hacer las tareas.

American Academy of Pediatrics. https://www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/gradeschool/school/Paginas/d eveloping-good-homework-habits.aspx

HealthyChildren.org. (s. f.). Cómo educar niños en edad escolar. American Academy of Pediatrics.

https://www.healthychildren.org/Spanish/family-life/family-dynamics/Paginas/Parentin g-School-Age-Children.aspx

KidsHealth. (s. f.). Los diez mejores consejos sobre los deberes escolares (para padres). Nemours Children’s Health. https://kidshealth.org/es/parents/homework.html

 

 

Etiquetas: Niños, Bienestar, Actividades

Categoría: Salud y Bienestar , LonchiTip

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