
Últimos días de vacaciones: cómo recargar energía antes de volver a la rutina
El regreso a la rutina tras las vacaciones puede representar un verdadero desafío, no solo para los hijos, sino también para los padres. Tras días de descanso, actividades recreativas y horarios más flexibles, la transición hacia la rutina diaria puede generar una serie de síntomas físicos y emocionales que, en conjunto, se conocen como síndrome posvacacional. Entre los más comunes se encuentran el cansancio, la irritabilidad, la falta de motivación, dolores de cabeza e incluso problemas para conciliar el sueño. Estos síntomas no solo afectan el bienestar individual, sino que también pueden influir en la dinámica familiar y en el desempeño escolar o laboral.
Afortunadamente, es posible minimizar estos efectos y transformar el regreso a la rutina en una experiencia positiva. Una planificación anticipada es clave: ajustar gradualmente los horarios de sueño y alimentación, organizar actividades familiares que fomenten la conexión y mantener hábitos saludables como el ejercicio y una alimentación equilibrada, pueden marcar una gran diferencia.
Aprovecha los últimos días para descansar profundamente
Aunque las vacaciones estén llegando a su fin, priorizar el descanso sigue siendo fundamental para cerrar este periodo de manera positiva y preparar la mente y el cuerpo para la vuelta a la rutina. Estudios han demostrado que el bienestar y la satisfacción que se experimentan durante las vacaciones alcanzan su punto máximo alrededor del octavo día; sin embargo, pasado el undécimo día, es común que la sensación de felicidad comience a disminuir, apareciendo cansancio, aburrimiento o incluso irritabilidad. Este fenómeno subraya la importancia de gestionar cuidadosamente los últimos días de descanso.
Para aprovechar al máximo estas últimas jornadas, se recomienda evitar actividades que resulten mentalmente agotadoras, como pasar largas horas frente a pantallas consumiendo redes sociales o maratoneando series. Aunque estas actividades pueden parecer relajantes, en exceso pueden generar fatiga mental y afectar negativamente la calidad del descanso. En su lugar, es ideal optar por actividades ligeras y reparadoras, como paseos al aire libre, lectura, ejercicios de respiración o momentos de convivencia familiar.
Al priorizar el descanso de manera consciente, tanto padres como hijos pueden recargar energías de forma efectiva, disminuir el estrés acumulado y enfrentar el regreso a la rutina con una actitud más positiva, motivada y equilibrada. Este enfoque no solo protege el bienestar físico y emocional, sino que también ayuda a que la transición de vacaciones a rutina sea más suave y placentera para toda la familia.
Establece rutinas graduales
Para facilitar la transición de las vacaciones a la rutina diaria, es fundamental comenzar a ajustar los horarios de sueño y alimentación con anticipación, idealmente al menos una semana antes del regreso a las actividades habituales. Durante las vacaciones, es común que los horarios se flexibilicen: los niños pueden acostarse más tarde y despertarse sin alarma, mientras que los adultos suelen alterar sus rutinas de alimentación y descanso. Este cambio abrupto al retomar la rutina escolar o laboral puede generar cansancio, irritabilidad y dificultades de concentración.
Al reestablecer progresivamente los horarios, se permite que el cuerpo y la mente se acostumbren de manera gradual. Por ejemplo, se puede adelantar la hora de dormir y despertar de manera progresiva, ajustando incrementos de 15 a 30 minutos cada día, y establecer comidas a horas regulares. Esta adaptación progresiva reduce el estrés asociado con la vuelta a la rutina y favorece un mejor desempeño tanto en la escuela como en el trabajo.
Además, involucrar a los niños en este proceso puede ser muy beneficioso: explicarles la importancia de volver a un horario regular, motivarlos con actividades placenteras por las mañanas y establecer rutinas de relajación antes de dormir, como lectura o juegos tranquilos, puede ayudarles a conciliar el sueño con mayor facilidad.
Mantén una alimentación equilibrada
Una dieta saludable es uno de los pilares fundamentales para mantener altos niveles de energía, especialmente durante la transición de las vacaciones a la rutina escolar. Para los niños, consumir alimentos nutritivos de manera regular no solo ayuda a mantener su vitalidad física, sino que también mejora su concentración, memoria y desempeño académico.
Incorporar una variedad de alimentos es clave: frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y lácteos aportan los nutrientes esenciales que los niños necesitan para crecer y mantenerse activos. Evitar el exceso de alimentos ultraprocesados, con altos contenidos de azúcares y grasas saturadas, contribuye a prevenir caídas de energía y favorece un estado de ánimo más estable durante el día escolar.
Organiza el regreso con anticipación
Preparar con anticipación el material escolar, los uniformes y las actividades extracurriculares es una estrategia fundamental para reducir el estrés que suele acompañar al regreso a la rutina tras las vacaciones. La organización previa permite que tanto padres como hijos enfrenten los primeros días de clases con mayor tranquilidad y seguridad, evitando el caos de último minuto y la sensación de improvisación.
Involucrar a los niños en estas tareas también tiene un valor importante: les permite sentirse partícipes del proceso y asumir cierta responsabilidad sobre su propia rutina. Por ejemplo, pueden ayudar a organizar su mochila, elegir el uniforme del día o planificar juntos los horarios de las actividades extracurriculares. Esta participación activa no solo fomenta la autonomía y la disciplina, sino que también fortalece la confianza y la motivación de los niños para retomar la escuela.
Además, establecer rutinas previas de revisión y preparación de materiales ayuda a crear hábitos organizativos que los niños podrán mantener durante todo el ciclo escolar. Al ver que la preparación se realiza de manera ordenada y anticipada, se reduce la ansiedad y se favorece un ambiente familiar más armonioso, donde el regreso a la rutina se percibe como un proceso natural y manejable, en lugar de un cambio abrupto o estresante.
Conclusión
El regreso a la rutina tras las vacaciones no tiene por qué ser un momento estresante ni abrumador. Con planificación, organización y hábitos saludables, tanto padres como hijos pueden transitar esta etapa de manera más tranquila y positiva. Priorizar el descanso, ajustar gradualmente los horarios de sueño y alimentación, mantener una dieta equilibrada y organizar con anticipación el material escolar y las actividades diarias son estrategias clave para recargar energías y favorecer una transición armoniosa.
Involucrar a los niños en estos procesos no solo les ayuda a adaptarse mejor, sino que también fomenta su autonomía, responsabilidad y confianza, generando un ambiente familiar más equilibrado y motivador. Al aplicar estos consejos, el regreso a la rutina se convierte en una oportunidad para establecer hábitos saludables, fortalecer los lazos familiares y comenzar el ciclo escolar con energía, motivación y bienestar para todos.
Bibliografía
Child Mind Institute. (2025). Qué hacer (y qué no hacer) este regreso a clases. https://childmind.org/es/articulo/que-hacer-y-que-no-hacer-este-regreso-a-clases/
Child Mind Institute. (2025). Cómo ayudar a tu hijo a estar motivado en la escuela. https://childmind.org/es/articulo/como-ayudar-a-su-hijo-a-estar-motivado-en-la-escue la-2/
UNICEF. (2025). Crianza Respetuosa. https://www.unicef.org/cuba/media/7346/file/Libro_Crianza_Respetuosa.pdf.pdf
Etiquetas: Lonchicuates, Bienestar
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