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¿Tu hijo regresa con el lunch intacto? Te contamos cómo solucionarlo

El regreso del lunch escolar sin que el niño lo haya consumido por completo es un problema frecuente que preocupa tanto a padres como a educadores, ya que está directamente relacionado con la salud, el rendimiento académico y el bienestar general de los menores. Este fenómeno puede parecer trivial, pero es un indicador importante de posibles deficiencias en la alimentación escolar y del entorno en el que los niños consumen sus alimentos.

Sin embargo, múltiples factores impiden que muchos niños disfruten de la lonchera que sus familias preparan con dedicación. Entre ellos, se encuentran los horarios escolares mal distribuidos que limitan el tiempo para comer, la presión social de los compañeros, el consumo de alimentos ultraprocesados vendidos dentro o cerca de las escuelas, así como la falta de educación alimentaria tanto en casa como en el aula. En muchos casos, los alimentos saludables como frutas, verduras o platos caseros son reemplazados por opciones más atractivas visualmente o con sabores intensos, que resultan más apetecibles para los menores, aunque no sean nutritivos.

Factores que llevan al niño a regresar el lunch intacto

● Combinaciones de alimentos poco familiares Los niños tienden a rechazar alimentos que no conocen o cuyo sabor no les resulta atractivo. Estudios en población escolar indican que la familiaridad y la cultura alimentaria juegan un papel crucial en la aceptación de los alimentos servidos en la escuela; componentes poco comunes o preparados desconocidos pueden ser motivo de rechazo inmediato.

● Preferencias y hábitos alimenticios La preferencia por alimentos altos en azúcares y grasas, común en la infancia, puede hacer que los niños ignoren componentes saludables de su lonchera. Estudios muestran que un elevado consumo de alimentos energéticamente densos fuera del hogar, especialmente de frituras y productos altamente procesados, está asociado a malos hábitos alimenticios y a un incremento en la prevalencia de sobrepeso u obesidad.

● Tiempo insuficiente para comer Cuando los estudiantes disponen de menos de 20 minutos para comer, tienden a no terminar sus alimentos, especialmente aquellos que requieren más tiempo de masticación, como frutas y vegetales crudos.

● Ambiente y disposición del lunch La forma en que se presenta el lunch—contenedor, temperatura y porción—impacta en la decisión del niño. Un envase poco práctico o alimentos que llegan tibios o fríos pueden perder atractivo rápidamente; así, la falta de atención en estos detalles hace que los niños prefieran no consumirlos y opten por opciones vendidas en la escuela o simplemente regresen su lonchera intacta.

Estrategias para conseguir que tu hijo disfrute su lonchera

  1. Involucrar al niño en la planificación. Permitir que el niño participe en la selección de alimentos y preparación del lunch incrementa su interés en consumirlo. Cuando el menor elige qué comer, se estimula su sentido de autonomía y responsabilidad, lo que a su vez fomenta una actitud positiva hacia la comida.

  2. Introducir alimentos poco a poco. Para fomentar la aceptación de nuevos sabores, es útil ofrecer pequeñas porciones de elementos desconocidos junto con los alimentos favoritos del niño. Esta técnica, conocida como exposición repetida, sugiere que para incorporar un alimento a las preferencias del pequeño puede requerir hasta diez muestras en distintos contextos.
  3. Asegurar tiempo suficiente para comer. Coordina con la escuela y el profesor para que el niño disponga de al menos 25–30 minutos continuos para su almuerzo. Un espacio de tiempo adecuado no solo permite la ingesta completa de los alimentos, sino que también favorece la digestión y la socialización, aspectos que motivan al niño a sentarse y disfrutar su lonchera sin prisas.

  4. Elegir contenedores prácticos y atractivos. Opta por recipientes que mantengan la temperatura adecuada (termos para sopas o guisos, envases isotérmicos para fríos) y sean fáciles de abrir para el niño. Existen loncheras con compartimentos que evitan que los alimentos se mezclen y con diseños atractivos que captan la atención de los pequeños, incentivándolos a explorar el contenido. Es importante también ajustar el tamaño de las porciones al apetito del menor, porciones exageradas pueden causar rechazo.
  5. Fomentar hábitos saludables en el hogar. El entorno familiar es clave para establecer hábitos duraderos. Comer en familia y evitar distracciones (televisión, dispositivos electrónicos) durante las comidas enseña al niño a reconocer señales de hambre y saciedad, reforzando su interés por consumir lo que se le ofrece durante el día escolar. Además, cuando los padres modelan comportamientos positivos—como probar nuevos alimentos y mantener una dieta equilibrada—los niños tienden a imitar estas prácticas, mejorando su predisposición a comer su lonchera en la escuela.

    Conclusión
    Lograr que un niño consuma su lunch escolar requiere atención a múltiples aspectos: desde la selección y preparación de los alimentos hasta el entorno y tiempo disponible para comer. Involucrar al menor en la planificación, ofrecer exposiciones sucesivas a nuevos sabores, asegurar un tiempo adecuado para el almuerzo y utilizar contenedores prácticos son estrategias esenciales.
    Al complementar estas acciones con un modelo de hábitos saludables en el hogar, se incrementan las probabilidades de que el niño regrese de la escuela con una lonchera vacía y, lo más importante, con la energía y nutrientes necesarios para un óptimo desempeño académico y desarrollo integral.

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Etiquetas: Alimentación, Educacion, Cultura Mexicana

Categoría: Alimentación, LonchiTip

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